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Tips para decorar una boda en verano

Damos la bienvenida al verano con este post de tips para decorar una boda en esta estación tan maravillosa. Cada estación regala sus propias especialidades, sus propios y bellos detalles. Y el verano los tiene a raudales. ¡Te ayudamos a aprovecharlos!

La primavera tiene un sinfín de virtudes para organizar bodas encantadoras, pero el verano ofrece casi más posibilidades. Por algo es la estación más escogida por todos los novios, que centran sus nupcias entre junio y septiembre principalmente. Y el buen tiempo es el principal síntoma que explica este fenómeno, pues la estación ofrece buenas temperaturas por el día, agradables por la noche y muchas más horas de luz.

1. Utilizar los elementos de la estación

Cada estación regala sus propias especialidades, sus propios y bellos detalles. Y el verano los tiene a raudales. Quizá no sean tan llamativos como en primavera, donde las flores acaban de salir y aún mantienen su máximo color, pero sin duda posee otras muchas virtudes.
En primer lugar, el aire libre y las noches estrelladas. Las bodas de día son habituales, pero las de noche se incrementan para rebajar un poco las calurosas temperaturas del verano. En esas noches estivales, se respira frescor y una verdadera comunión con la naturaleza. Por ello, recomendamos la utilización de jardines que, por sí solos, ya aportan las maravillas de  los colores verdes y de las flores que mantengan su esplendor. Los árboles, los arbustos, las plantas y las flores sirven para rellenar cualquier espacio.
En verano, las bodas en la playa son posibles y estas suelen protagonizar los sueños de muchos novios. Para celebrarlas, los motivos marineros como las conchas o las caracolas son habituales, así como el color blanco y los azules del mar y del cielo. Este tipo de bodas, con ciertas reminiscencias hippies e ibicencas, se celebran de manera más informal, con tejidos lánguidos y elementos sencillos.
Las inmediaciones de bosques o valles también cobran mayor importancia en verano. Si bien en primavera la temperatura es más agradable, en esta época se pueden aprovechar las tardes para organizar todo tipo de bodas.

2. Jugar con el color de los alimentos

En verano se respira la alegría de quien se siente de vacaciones. El sol, la playa y los aromas del verano instauran una atmósfera única, potenciada también con los ricos y frescos alimentos de la estación. Estos poseen sabores mucho más chispeantes y llamativos, los cuales vienen acompañados de colores y formas emocionantes.
Para empezar con la bebida, hay muchas reservadas sobre todo al verano y que, además de refrescar, sirven para decorar puestos y estancias, y ornamentar el espacio mientras los invitados las consumen. Algunos son la limonada de limón, de fresa, de coco, de chocolate, de sandía, de café…, todas ellas potencian la vena colorida de la función; la sangría en todas sus vertientes, haciendo hincapié en la blanca, mucho más novedosa; los zumos y batidos, tan diferentes como las frutas y helados que les dan vida; cervezas, tanto de cebada como de trigo y de otros sabores (cereza, fresas…); y, por supuesto, los cócteles.
Si bien la fruta se puede situar antes o después del gran banquete, sola o acompañando elaboraciones del cóctel, el gran convite también disfruta de los colores del verano. Para empezar, las sopas frías como el gazpacho de tomate (con sandía, fresas…), el gazpacho de hierbabuena o el de mango, el salmorejo, el ajo blanco, la sopa de sandía o la crema de aguacate son elecciones perfectas que añaden un toque de la tierra y de alegría al primer plato. Además, visualmente son prodigiosas por el buen uso de la gama más cálida de los colores, sin restar un ápice de frescor.
Para terminar, los helados, ¡cómo no! Estos no solo quitarán el calor y servirán de postre perfecto, sino que potenciarán la sensación de verano con su frescor y sus tonos llamativos. Hoy en día, existe una variedad significativa de helados artesanales y orgánicos, de hielo o cremosos, algunos con frutas en su interior, que alegrarán la vista y el paladar. ¡Seguro que no falta algún puesto para ellos!

3. Flores de la novia

Las flores vuelven a aparecer sobre los peinados de las novias, aunque en época estival deberían ser mucho más silvestres e informales, como si hubieran nacido en en el corazón del bosque, en lo más profundo de su ser. En cuanto a las flores de temporada para el ramo, quedan perfectas la petunia, la peonía, la dalia, la ornithogalum, y otras pequeñas como statice, astilbe, delphinium, euphorbia y freesia. Todas ellas aportan un frescor y colorido propio de verano.
Una boda no sería lo mismo sin flores, por lo que recomiendan que en verano se elijan tonos amarillo claro o melocotón, que evocan el clima cálido y el color de algunas frutas de verano, como los albaricoques por ejemplo.

4. Añadir detalles exclusivos

El verano tiene una magia especial. El aprovechamiento de la noche da lugar a un contacto único del ser humano con la naturaleza, con las estrellas y con una sensación casi extraterrenal. Por ello, es de vital importancia dar rienda suelta a esa magia con el perfecto acondicionamiento del exterior a través de una decoración exclusiva.

Aquí, juegan especial importancia las luces, dispuestas de diferentes formas a lo largo de los jardines. Preferiblemente, se utilizan guirnaldas que van de un árbol a otro, con una luminosidad tenue y muy romántica, o como parte de la carpa en caso de que existiera. Siguiendo con la luz, también se reparten farolillos y antorchas en las esquinas, sobre mesas, en los techos y adheridos a la pared, respetando la simbiosis entre la luz y la oscuridad, siempre con algo de misterio.

Las velas también cobran especial importancia en las bodas que se desarrollan durante las noches de verano. El ambiente bucólico que se crea es una oda al encanto. Se colocan sobre candelabros o dentro de farolillos.

Aunque la boda sea de tarde, algunos momentos de la misma se desarrollarán con el sol todavía presente, sobre todo la ceremonia y el cóctel. Para mitigar su poder, las sombrillas, elegidas con buen gusto y acordes al estilo de la boda, aportarán ese toque veraniego y serán de extraordinaria utilidad.

La estación influye en la decoración a todos los niveles. Puedes repartir objetos y obsequios durante la celebración para ayudar a tus invitados y contribuir a esa festividad estival. Así, los abanicos de colores o las zapatillas de cambio (alpargatas, sandalias…) son ideas geniales. Los sombreros para las horas de sol también serán útiles y nutrirán la estampa estival.

5. Aprovechar los exteriores

Ya hemos hablado de cómo los exteriores son la parte más importante de una boda en verano gracias al buen tiempo, las noches frescas y esa conexión con la naturaleza. Por ello, aprovecha las estancias al aire libre para ubicar los grandes momentos de tu gran día.

En los exteriores, todos los eventos del gran día se pueden organizar, absolutamente todos. Desde la ceremonia hasta el baile, pasando por el cóctel. Las ceremonias al aire libre no tienen el encanto histórico que puede tener un palacete o una masía, pero el mundo con sus especialidades naturales aporta lo suficiente, siempre y cuando esté bien tratado el lugar en cuestión. Organizar una ceremonia rodeados de árboles, flores, pétalos y muchos detalles en blanco crea una sintonía especial con un toque inconfundible de verano.

Si esta ceremonia puede organizarse sobre la arena de la playa, mucho mejor, pues el mar y la arena actúan como elementos decorativos naturales. Las sillas con motivos marinos, los azules y blancos, y algún color llamativo para generar contraste, son perfectos. De hecho, estos pueden reflejarse en las flores del camino y en al gran arco de madera que enmarque a los novios.

¿Qué os parecen estos consejos para decorar una boda en verano? Esperamos que os hayan gustado! Feliz día!

 

 

Vía: Pinterest